Discúlpeseme la autocita. Decía yo, a propósito de Celebrity: “Tengo con las películas de Woody Allen una relación cambiante, que va tomando visos de cíclica.” Y concluía: “Esperemos que en un futuro próximo el ciclo se cierre con otra serie de humoradas de esas que nadie, o casi nadie, sabe hacer como Woody.” Afortunadamente, sólo un año después de haber escrito estas líneas, me siento reconfortado: parece que un nuevo ciclo glorioso se inicia con Acordes y desacuerdos. Adoptando la impecable forma de serio reportaje sobre la figura de un olvidado mito del Jazz, elabora Woody otra de sus divertidísimas y profundas genialidades, de esas que me hacen disfrutar hasta la rabadilla. La disparatada historia (¿apócrifa?) del guitarrista Edmann Ray, adobada con brillantes testimonios de connaisseurs diversos, es una preciosa novela ejemplar tan divertida como escasamente edificante, tan sentimental como cínica y perdularia, tan risible como patética. Si el personaje no hubiera existido, habría que inventarlo y, más ciertamente que nunca, el relato “se non é vero, é ben, benisimamente ben, trovato”. Tan bien que me obliga a perdonarle a Woody su anterior desliz y su actual interpretación de sí mismo sin ahorrarse tics ni visajes. Fascinante Uma Thurmann con su sofisticado personaje y con el voluntario, a todas luces, homenaje que tributa a Marlene Dietrich. Impresionante la actriz que interpreta a la mudita, única mujer capaz de enamorar al pobre desalmado Ray torturado por el fantasma del metafísicamente insuperable number one, Dyango Reinhardt. Y excelentemente histriónico, como no podía ser menos, Sean Penn, dando vida al personaje protagonista. La banda sonora es otra maravilla: podría justificar ella sola la visión de esta película, tan sobrada de méritos estrictamente cinematográficos.
Friday, July 27, 2007
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2 comments:
Muy bueno tu blog. Felicidades.
Muchísimas gracias, Ofelia, por tu inmerecido elogio. Siempre tuyo.
Hamlet
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