Subtitulado como Los misterios de la estupidez a través de 565 citas, este libro admonitorio de imprescindible, pero nada garante, lectura es una estupenda gamberrada intelectual. Es la obra de un provocador ingenioso hasta la extenuación, jocundo hasta el dolor de estómago, erudito pero no empalagoso, desvergonzado y cínico pero no irresponsable, despiadado y cáustico pero no hiriente. Se trata, en suma, de una gigantesca y muy elaborada tomadura de pelo hecha por un personaje consciente de que la primera cabellera mesable es la suya propia, sin que ello, por supuesto, sirva para redimir al prójimo destinatario.
Los sucesivos capítulos compendian y creo que agotan – el autor no mantiene la misma opinión – el universo de la tontuna. La estupidez es indefinible y, en consecuencia, no es posible una teoría general de lo idiota. Pero Oliviero Ponte di Pino lo explora y disecciona con sutileza y extensión tales que suplen con ventaja el esfuerzo académico de las construcciones cerradas.
Las 565 lúcidas citas se van entretejiendo en la trama discursiva de Ponte di Pino con una pertinencia admirable y una agudeza absolutamente descolocadora.
Naturalmente, al rematar la lectura del libro, que se puede leer a trozos y en cualquier orden y releer azarosamente, seguimos igual de cretinos que antes de empezar, pero con la agridulce sensación que proporciona una mejor consciencia del hecho y de su ineluctabilidad. Y no precisamente porque el mal de muchos sea consuelo de tontos sino precisamente porque nuestra condición de tontos es tanto más inconsolable cuanto mejor la vamos asumiendo.
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