Tuesday, July 10, 2007
La amigdalitis de Tarzán (2000)
El género epistolar es agradecido y de usos múltiples: desde el ensayo a la diatriba política, pasando por la novela, sirve para cualquier clase de literarios rotos y descosidos. Desde Montesquieu a Juan Valera, desde Daudet a Delibes, desde Cadarso a Blanco White, etc., etc., tenemos casi de todo. Con estas cartas de eternos y desencontrados enamorados va hilvanando Bryce Echenique una pequeña crónica sentimental de nuestro tiempo, sudaca y latinoché, pespunteada con letra de bolero y ranchera, y nada desprovista de aciertos expresivos, de estilo y de intención, pero sí carente de empeño y brío narrativos de altura. Desde luego, no es de cóndor, sino de avecilla pastueña, el vuelo de este andino peruano que, desde Un mundo para Julius nos viene contando las mismas o parecidísimas milongas. De cualquier manera, entretiene bastante y, en ocasiones, llega incluso a sorprender esta pasión inconclusa de Fernanda María Trinidad del Monte y Montes y el cantautor Juan Manuel Carpio, que, por culpa de sus descabaladas ETAs (Estimated times of arrival), no logran poner sus vidas en hora. La novela se lee sin fastidio (salvo las primeras pedorras páginas) y remata
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