Cualquiera que vea una película de Gonzalo Suárez se percata enseguida de que este asturiano de recortada barba amable es un enamorado de la literatura, un lletraferit, que dicen los catalanes. Morbo, Rocabruno bate a Ditirambo, Remando al viento… son, en efecto, películas muy literarias. Ahora que el cineasta se ha adentrado en la literatura, narrativa, por más señas, podría ser de esperar, aunque no fuese rigurosamente necesario, que su relato resultase muy cinematográfico, en justa correspondencia con la literariedad de sus películas y como consecuencia lógica de una sana (de)formación profesional. Y así es: responde a la expectativa y no sorprende. Ciudadano Sade está repleta de encadenados, fundidos, contrapicados y hasta travellings y planos-secuencia. No se vaya a pensar que estamos ante un guión cinematográfico camuflado. Nada de eso. Ciudadano Sade es una novela muy rigurosa, cargada de erudición y buenas maneras. Las referencias literarias son tan abundantes que incitan a ponerse pedante y hablar de metaliteratura. Con todo este material, con todas aquellas técnicas del lenguaje cinematogáfico (sin olvidar la voluntad de estilo, literario, por supuesto) y con una fascinación indisimulada por el personaje histórico narrado, Gonzalo Suárez urde una buena trama en la que no falta como antihéroe un policía (de costumbres, para mayor escarnio). En resumen, un bello entretenimiento, que se deja leer con facilidad no exenta de goce, que no es poco. El ejemplo puede cundir sin riesgos.
Otra brevería cinéfila. El cineasta, en este caso, hace literatura.Friday, July 06, 2007
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