Monday, July 02, 2007

Ana Karenina (¿2001?)



Me toca hoy habérmelas con todo un clásico de los GRANDES, y eso da bastante miedo. Nada menos que una de las tres grandes novelas adulterinas del diecinueve. Los franceses y, con ellos, el universo lector admiran en Flaubert la suprema finura estilística y la destreza magistral en el retrato no ya de una insatisfecha sino de la insatisfacción elevada a categoría y de la mediocridad como entorno letal. Los españoles reconocemos en Clarín al descriptor y debelador implacable de una sociedad provinciana, cruel y podrida, y de la ambición insaciable de un clérigo, sólo vencida por una pasión amorosa aún más poderosa y pregnante. La extinta aristocracia rusa no debió de tener dificultad para reconocerse en este grandioso folletón tolstoyano, cuya heroína, tal vez más desdichada incluso que Emma Bovary o su tocaya Ana Ozores, es tratada con una penetración anímica y una intensidad trágica literalmente sobrecogedoras y angustiantes hasta el límite del ahogo físico. Más de quinientas páginas, divididas en ocho partes, a su vez subdivididas en muy breves capítulos que, en cierto modo, anticipan la técnica del contrapunto que Huxley, Dos Passos y Cela llevarían a la perfección formal, alcanzan su culmen de intensidad y dramatismo en la larguísima secuencia de la jornada del suicidio, que se inicia con una travesía urbana en el interior de un coche y se remata con los fogonazos impresionistas de la estación de ferrocarril en que se perpetra la tragedia.

Dicen no pocos – no comparto la opinión - que al mozartiano Don Giovanni le sobra la escena final moralista, posterior a la infernal caída del libertino. De manera paralela, otros podrían decir que a la novela del Tolstoi le sobran las páginas que siguen al fatal desenlace de la malhadada Ana Arkadievna. Tampoco podría compartir la opinión, si la hubiere. Estas páginas son algo más que un epílogo: redondean y rematan el perfil de ese curioso personaje, llamado Levine -¿alter ego del autor?-, que en su hacendado y hacendoso retiro aldeano -¿trasunto de Yasnaia Polyana?-, filosofa, teologa y construye concepciones del mundo no exentas de autopunición y final encuentro del equilibrio perdido.

Me resultó siempre muy tentador un estudio comparativo de las tres novelas referidas. Por supuesto no es ésta la ocasión ni éste el lugar adecuado. Las miles de sugerencias que, a bote pronto, se me ocurren llenarían, en sus desarrollos posibles, varios volúmenes. Queda para cuando me jubile.

Entre 1998 y 2004, escribí unas doce docenas de reseñas de libros. Me parece una enormidad transcribirlas en la bitácora. Elijo hoy esta, a la que tengo cierto cariño, por tratar de un personaje literario que me fascinó desde que tengo uso de razón lectora.

No comments: