Si las cosas evolucionan razonablemente bien, si la ciudadanía piensa más y embiste menos, si la llamada clase política se aviene a ejercitarse al aire libre, si nacionalistas vascos y nacionalistas españoles aprenden laicismo y civilidad, si los verdugos purgan sus culpas y algunos deudos de las víctimas saben ennoblecer su dolor y exigir justicia sin confundirla con la vendetta pública, si los predicadores de esencias y los vendedores de inquina se callan para siempre, es posible que allá para 2012, año arriba o año abajo, ETA haya pasado a la historia de la infamia y la ignominia. Menos claro me parece, aún con todos estos problemáticos pronunciamientos a favor, el futuro de la sociedad vasca sin la presencia de un demonio familiar que facilitaba a unos la máscara fea del hermano malo y a otros el pim-pam-pum mágico que hacía rebotar en todas las direcciones las pelotas de plomo y mierda que contra él se lanzaban. En el mejor de los casos, empezaremos a vivir como adultos responsables y no como energúmenos o mequetrefes. En el peor, nos entra un ataque de aburrimiento, un fervorín de patriotismo y un retortijón de nostalgia y volvemos a liarla.
Thursday, March 23, 2006
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