Me autosorprendo en flagrante delito de filisteismo. En mi entrada de anteayer, movido por no sé muy bien qué clase escrúpulos, remilgos o aprensiones, pretendía alejarme de lo que las almas miserables llaman sectarismo y que no es otra cosa que la necesaria toma de partido (sobre todo, en contra) que la decencia elemental viene demandando en este país desde hace ya demasiado tiempo. Me refiero, claro está, a la actitud mezquina, innoble, desvergonzada, resentida y putrefacta que el llamado PP (Proyección Paranoide, en feliz expresión de mi amigo José Fernando Pérez Oya), viene exhibiendo con impudicia intolerable y que ni siquiera es capaz de contener en momentos en que la dignidad y la inteligencia exigen un mínimo ejercicio de mesura. Cuando, con ingenua generosidad, la izquierda española le otorga carta de naturaleza democrática a ese precipitado de posfranquismo, arribismo, caspa ideológica, chulería, mendacidad y rencor (¿de qué?) a ese simulacro de formación política, controlada de cerca por uno de los individuos más antiestéticos, tanto física como espiritualmente, de toda la historia de España, está, ciertamente, haciendo de la necesidad virtud, pero está también tragando, en aras a esa necesidad, una tan ingente cantidad de sapos que corre el riesgo de indigestión crónica e incluso de envenenamiento letal. En los últimos días, la mayoría de los medios de comunicación están intentando dar a entender que el PP entra, por fin, en razón y se esfuerza en ponerse a la altura de las exigencias. No lo creo yo así. Las declaraciones infames de, entre otros, Jaime Ignacio del Burgo, María San Gil, Jaime Mayor Oreja, el indigerible e inevitable Eduardo Zaplana y el mismísimo "antiestético por antonomasia" pesan mucho más y tienen mucho mayor eco en la militancia cerril, que los fríos, aguachirlados y forzados ofrecimientos del cada día más indigno Rajoy en sede parlamentaria. Que les zurzan.
P.S. Mensaje a Ibarretxe (a) Robocop: Métete tu plan, tu hipocresía santurrona, tus prisas preñadas de rijo autodeterminista y tu inmensa desfachatez donde te quepan. Deberían nombrarte socio honorario de la FAES. Así que habla con Aznar del asunto y de lo tuyo.
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