Frecuentemente, soy el último en enterarme de las cosas que suceden en mis entornos más inmediatos, incluido el laboral. Así, por ejemplo, esta misma mañana, tuvo que ser una compañera quien me diese noticia de que una convocatoria de plazas para guarderías públicas debió corregirse, y fue además objeto de cuchufleta mediática, porque en su texto figuraba la expresión "familia monomarental o monoparental". La buena mujer quería que le aclarase, en mi condición de filólogo bricoleur (y de chichinabo), si la corrección era pertinente y la rechifla justa. Me lo pidió por correo electrónico y he aquí mi respuesta:
A ver si podemos aclararnos un poco.
El vocablo parental proviene, obviamente, del latín parens-tis, participio activo del verbo parire (=parir). Parens es, pues, quien pare y, por extensión, quien engendra (o, mejor, quien fecunda o insemina). Parentes son, en consecuencia, la madre (que pare) y el padre (que insemina o fecunda). En una siguiente extensión semántica, son parentes (=parientes) todos los unidos por una relación consanguínea o, incluso, afín. Está claro que, en este caso, los que nos interesan son el padre (que insemina o fecunda) y la madre (que concibe y pare). En estos estrictos téminos, la única familia monoparental de todos los tiempos sería la formada por Jesucristo y su madre, siempre que se acepte la sinrazón de que María permaneció virgen antes del parto, en el parto y después del parto, caso extraordinario y único de partenogénesis humana. Chorradas aparte, quedamos en que son parentes tanto la madre como el padre (y, si me apuras, más la madre que el padre, pues es ella la única que pare, con o sin "couvade").
Sin ponernos tiquismiquis, podemos admitir la parasíntesis "monoparental", siempre que ello se refiera a una familia constituida por un hijo, o varios, y sólo uno de sus dos progenitores. Pero, ciertamente, lo de "monomarental" es un despropósito lingüístico y una "cantada" ignara y paleta. Son las consecuencias nefastas de querer ser políticamente correcto a toda costa.
¡Ay, "mare" mía, que la virgen ("monomarental") de los desamparados nos ampare!
A ver si podemos aclararnos un poco.
El vocablo parental proviene, obviamente, del latín parens-tis, participio activo del verbo parire (=parir). Parens es, pues, quien pare y, por extensión, quien engendra (o, mejor, quien fecunda o insemina). Parentes son, en consecuencia, la madre (que pare) y el padre (que insemina o fecunda). En una siguiente extensión semántica, son parentes (=parientes) todos los unidos por una relación consanguínea o, incluso, afín. Está claro que, en este caso, los que nos interesan son el padre (que insemina o fecunda) y la madre (que concibe y pare). En estos estrictos téminos, la única familia monoparental de todos los tiempos sería la formada por Jesucristo y su madre, siempre que se acepte la sinrazón de que María permaneció virgen antes del parto, en el parto y después del parto, caso extraordinario y único de partenogénesis humana. Chorradas aparte, quedamos en que son parentes tanto la madre como el padre (y, si me apuras, más la madre que el padre, pues es ella la única que pare, con o sin "couvade").
Sin ponernos tiquismiquis, podemos admitir la parasíntesis "monoparental", siempre que ello se refiera a una familia constituida por un hijo, o varios, y sólo uno de sus dos progenitores. Pero, ciertamente, lo de "monomarental" es un despropósito lingüístico y una "cantada" ignara y paleta. Son las consecuencias nefastas de querer ser políticamente correcto a toda costa.
¡Ay, "mare" mía, que la virgen ("monomarental") de los desamparados nos ampare!
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