Friday, March 26, 2010

Elina Garanca en Coruña


Venía incluido en la programación musical del Xacobeo 2010 este esperado recital de "la lettone qui étonne", que es como, con notable cursilería, los franceses caracterizan a la mezzosoprano báltica Elina Garanca. Con el Teatro Colón desbordado, la primera tarea de la Garanca consistió en dejarnos boquiabiertos y sin respiración tras despachar con brillantez inusitada la primera aria de Cherubino en Le nozze di Figaro y la bellísima Parto, parto, ma tu ben mio de La clemenza di Tito. Fue precisamento en el papel de Sesto como yo descubrí a Elina hace tres años en Garnier. Después de esta exhibición mozartiana, se pasó al "bel canto", ofreciéndonos con discreta gracia los tres momentos anímicos de Anzoleta en La regata veneziana, a los que siguieron las bellinianas Dolente imagine di Fille mia y Per pietà bell'idol mio (cantadas por este orden y no por el que figuraba en el programa de mano) y el aria de Elizabeth A quando all'ara... Ah dal ciel del primer acto de la Maria Stuarda de Donizetti, con la que finalizó la primera parte del concierto.
Inició la segunda parte con unas Siete canciones populares, de Falla, muy bien entonadas y dramatizadas, pese a los esfuerzos de desconcentración que una parte del público coruñés hizo al aplaudir destemplada y extemporáneamente entre la Jota y la Nana. Un poco menos brillante, aunque igualmente sobresaliente, estuvo la letona con sus aportaciones al repertorio francés, del que escogió para deleitarnos Mon coeur s'ouvre ta voix, del segundo acto de Samson et Dalila de Saint-Saëns y la seguidilla y la habanera de Carmen, que con tanto éxito acaba de representar en el Metropolitan de Nueva York. Finalizó sus compromisos de programa con el racial Ruperto Chapí: la romanza de Socorro Cuando está tan hondo, de El barquillero, y las archifamosas Carceleras de Las hijas del Zebedeo, que ya había grabado en disco hace algunos años. Los más que insistentes y entusiásticos aplausos del público la obligaron a regalarnos dos propinas de las "de apaño": Mare Chiare, de Tosti, y Granada, de Lara.
Alguien comentaba a la salida -y no le faltaba razón- que, sin merma del altísimo nivel de calidad que la bella Elina nos ofreció, durante todo su recital se movió en una tesitura de soprano lírico-dramática, más que de mezzosoprano, echándose de menos algunos de los registros graves("entubados")propios de esta cuerda. Me atrevería yo a matizar que tales registros ausentes para nada son necesarios en las arias mozartianas y en las calas belcantistas de la primera parte, aunque sí se agradecerían en sus prestaciones de Dalila y Carmen. Añadiría, además, que el poderosísimo centro vocal de Garanca suple con creces la carencia señalada, más achacable, en mi opinión, a su juventud que a sus recursos naturales y técnicos. Por otra parte, muchas son y fueron las "mezzos" no marcadamente dramáticas parcas en graves. Naturalmente, estas cantantes no pueden ni deben enfrentarse con Azucenas o Ulricas, por poner ejemplos casi extremos. Pero ni todo el monte es orégano ni toda la ópera es el Verdi más tenebroso.
Para quienes estén interesados en cuestiones de "glamour", debemos reseñar que los dos modelos que lució la diva, azul tornasolado en la primera parte y beis con floreados de lamé y lentejuelas en la segunda, eran de Escada.

4 comments:

Anonymous said...

Si que nos dejó boquiabiertos , tanto con su forma de cantar como con su presencia (¡Qué belleza!).
¡Oye! Que lujo de detalles! Me refiero a lo de los trajes.

Anonymous said...

Una francesa no "cursi" te da la razón en lo de la "cursilería" francesa. Es que "la Lettone qui étonne", ça sonne...bien!!!

Vigo said...

Da gusto encontrar un blog que tenga este grado de delicadeza.
Si me gustara la opera creo que entonces este blog sería toda una religión (pero no me gusta demasiado sólo voy de vez en cuando para acompañar a mi madre xD).
Un saludo de todas maneras.
V.

Antonio Gimenez Lopez-Urrutia said...

Realmente una voz espléndida,es para mí la mejor mezzo del mundo hoy por hoy. De extraordinaria belleza,y elegancia poco común, encandila solo con una mirada. Su "Carmen" de Bizet es memorable.