Wednesday, March 24, 2010

Equador, de Miguel Sousa Tavares


Miguel Sousa Tavares es un prestigioso periodista portugués que, procedente de la abogacía, ha logrado un sólido reconocimiento como autor de reportajes, entrevistas y artículos, que van desde el Sahara a la crónica política pasando por el comentario deportivo en su condición irrenunciable de miembro conspicuo de la torcida del estadio del Dragón. En el año 2003 publicó Equador, una novela señera que, después de un rotundo éxito editorial, fue llevada a la televisión en formato de serie, con millones de seguidores. Todo este esplendor mercantil y mediático para nada afecta a la excelente calidad del producto literario. Se trata de una modernísima novela envuelta en un paquete impecablemente clásico, de hilo narrativo perfectamente lineal, con planteamiento, nudo y desenlace equilibradamente distribuidos en sus diecisiete capítulos con un epílogo, que también se pueden considerar estructurados en dos hemistiquios separados por el capítulo X, en el que, con eficiencia y economía de medios admirables, se narra la agitada historia de David Jameson, el cónsul inglés, y su bellísima esposa Ann. Tras la peripecia de esta pareja, contada con maestría en el citado capítulo X (que bien podría constituir un relato autónomo),se producirá el encuentro con su teórico antagonista, Luis Bernardo Valença, que tiene en la isla de Santo Tomé una misión ineluctablemente encontrada con la del cónsul inglés: éste debe informar a su gobierno sobre la escabrosa cuestión del trabajo esclavo en las explotaciones de cacao en la colonia portuguesa mientras que aquél está comisionado para modernizar el sistema laboral en los cultivos de la isla, de modo que se pueda contrarrestar la destructiva e interesada hipótesis -por lo demás, cierta- con la que los británicos están jugando. La amistad y el triángulo amoroso que surge de este encuentro es la finalmente trágica anécdota sentimental de la novela. Pero su núcleo lo constituye el brutal cambio de vida y de concepción del mundo que sufre su protagonista, el elegante y liberal lisboeta Luis Bernardo Valença, a lo largo de su escrupuloso intento de cambiar el estado de cosas que motiva su presencia en la inhóspita y lejana isla, que choca frontalmente con los prejuicios, los fortísimos intereses y la mezquina iniquidad de unos colonos sustentados por su propio egoísmo ciego, con la colaboración venal y corrupta de una administración colonial refractaria. Serán este fatídico contubernio y la fuerza de la pasión amorosa quienes forjarán el trágico destino de este héroe a su pesar.
Sousa Tavares rinde cumplido homenaje a los muchos maestros que le influyen e inspiran: su coterráneo Eça de Queiroz, el inevitable García Márquez, y ¿cómo no?, el Stendhal más vigoroso y el Balzac más genuinamente cronista de época. Así da gusto. Con novelas de este fuste se recupera el jamás perdido, pero sí debilitado, gusto por el relato como género literario imperecedero.

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