Saturday, May 05, 2007

Un acontecimiento: Violeta Urmana en Vigo

Debo, antes que nada, felicitar con todo el entusiasmo del que soy capaz, a los miembros de la Junta Directiva de la Asociación de Amigos de la Ópera de Vigo, que consiguieron, sin regatear esfuerzos, ofrecer a la ciudadanía olívica este acontecimiento, que me atrevo a calificar como el más relevante de los últimos veinticinco años de la lírica local. Creo incluso que me quedo corto con lo de los últimos veinticinco años. Cierto que durante el último cuarto de siglo han visitado Vigo figuras de la talla de Teresa Berganza, Anne-Sophie von Otter, Jennifer Larmore, June Anderson, Barbara Hendricks o Kiri Te Kanawa (entre otras, y por referirme sólo a voces femeninas). Pero ninguna con las exigencias de programa y la brillantez de resultados con que ayer nos apabulló, más que asombró, la soprano lituana. Comenzó su recital con los cinco fabulosos Wesendonck Lieder, de Wagner y Mathilde Wesendonck, que tienen su origen en la inveterada y provechosa costumbre del teutón de seducir a las esposas de sus anfitriones y mecenas (o de dejarse seducir por ellas, que tanto da). Está claro que la señora Wesendonck no era Heine y ni siquiera tenía el talento versificador del propio Wagner, pero tampoco hay duda de que en el invernáculo de la villa zuriquesa de su marido Otto no sólo las plantas abrían de par en par sus brazos ardientes de deseo ("weit in sehnendem Verlangen breit ihr die Arme aus"). Y abrir las extremidades de par en par puede hacer brotar un inagotable manantial creativo, hasta el punto de inspirar Isoldas o Walkirias, por mucho que cueste imaginar al tripón y próspero comerciante Wesendonck como rey Marke o a su esposa con armadura y casco alado. Bromas aparte, la Urmana atacó estas piezas conmovedoras y sublimes con una cautivadora mezcla de fuerza y delicadeza . Los siete lieder straussianos que siguieron (Träume, Morgen!, Wir beide wollen springen, Befreit, Zueignung, Schlechtes Wetter y Cäcilie) sirvieron para dar una lección de pertinencia y exactitud de estilo y expresión, que se hizo aún más patente en las cinco canciones de Rachmaninov (incluida la archifamosa y un tanto edulcorada Vocalise) con las que se inició la segunda parte del programa y que fueron continuadas con un electrizante Vissi d'arte, un abrumador Suicidio! y una Pace, pace a la altura de las más excelsas Leonoras desde 1862 hasta hoy, desde San Petersburgo al Metropolitan.
Tres propinas nos regaló Doña Violeta: el lied de Richard Strauss Mit deinen blauen Augen ("Con tus ojos azules"), la chanson de Poulenc Violon y las Coplas de Curro Dulce de Obradors, que terminaron sumiéndonos en el asombro más boquiabierto de cuantos he contemplado en esta santa ciudad, muchos de cuyos "aficionados", lamentablemente, aún no han aprendido que no se debe jamás aplaudir entre piezas de un mismo ciclo o autor porque se corre el riesgo de desconcentrar e incomodar al intérprete y se perpetra un coitus interruptus emotivo entre éste y su público entregado. Guarda alguna relación con esto que no se deberían dar invitaciones a según que personas sin antes instruirlas sobre las más elementales cortesías del espectador lírico, amenazándolas incluso con cortarles la mano para que, en lo sucesivo, aplaudan con el muñón si ese es su molesto capricho.
El bellísimo timbre oscuro de la voz de Violeta Urmana, sus prácticamente ilimitadas extensión y amplitud, su potencia sutil y matizada hacen de ella un "todoterreno" impresionante, que despacha con idéntica solvencia la ligereza de una Vocalise que el violento dramatismo de las más arriscadas arias veristas, la orfebrería de un lied de Strauus o el arrebato de la canción española. Sombrerazo. Y que se repitan cosas así.

P. S. Tenía yo, después de cerrar esta entrada, la incómoda sensación de que algo importante me había olvidado de referir y no fui capaz de recordarlo hasta que un amable lector de mi bitácora, me refrescó la memoria con su comentario, cuya generosidad, excesiva y de todo punto inmerecida, me abruma: el acompañamiento al piano de Jan Philp Schulze (marido, al parecer, de la diva) , elegante, pulcro, refinado, respetuoso y sensible, tan enfundado en el canto que suplió con ventaja la presencia de la orquesta en los Wesendonck. Tampoco quiero dejar sin glosa, porque se la merecen, las pertinentes y documentadas notas al programa de Darío Comesaña, a quien de nuevo felicito con admiración y amistad. Agradezco también a la gran y sensible connaisseuse que es Dominique la corrección ortográfica que me hizo: Vocalise se escribe con una sola "ese" y no con dos, como este patán y servidor de ustedes perpetró. Mis sinceras disculpas.

2 comments:

Anonymous said...

Buon giorno, amigo Vizconde:

Una vez más, le felicito por la claridad de su exposición, y por glosar este gran acontencimiento (que ha pasado prácticamente desapercibido en la prensa local y autonómica) que marcará la, gran e interrumpida, historia de la lírica en Vigo.

No tengo nada más que añadir, únicamante (como comenté a otros amigos digitales) resaltar que los allí presentes fuímos transportados por una espécie de aura musical y canora que nos llevó a un estado de éxtasis, más propio de los grandes místicos que de simples aficionados al bel canto. (supongo que pese a su anunciado y conocido ateísmo, entenderá prefectamente el símil ...)

Aplaudo su apreciación del del "Vocalisse" (... tengo, entre otras, una grabación esperpéntica en forma de duo de M. Álvarez y Licitra) para mí supuso un "subidón", cuando aún no me había recuparado de los "Morgen", "Zueignung" y "Cäcilie" straussianos.

Por último, resaltar y destacar la genial sutileza del acompañante de esa noche de Dña. Violeta, el pianista Jan Philip Schulze.

En fin, querido amigo, nada más que añadir a su erudita glosa.

Un cordial saludo.

PD.- ... Por cierto, que guapa sale la Urmana en la foto que ilustra esta "memoria de pretumba".

PD2.- Dados mis torpes y escasos conocimientos wagnerianos, desconocía la fama de "pendón" de D. Ricardo

monchovalle said...

Estimado Almaviva:
Muchísimas gracias por su generosidad asidua e inmerecida.
Como bien dijo José Luis Téllez en su charla magistral del otro día, creo que somos precisamente los ateos los mejor capacitados para entender la mística y los místicos, los arrebatos y los éxtasis, tanto en su variedad contemplativa como en su modalidad furiosa.
Le agradezco también haberme hecho notar la ausencia de Jan Philp Schulze en mi comentaria. Si tiene la amabilidad de revisitar mi entrad, podrá comprobar que ya está reparada la inconveniente omisión.
Es cierto que el fotógrafo hizo virguerías con el rostro de Violeta: creo recordar que la foto es de 2004, perp no haga usted caso de mi frágil memoria.