Wednesday, August 02, 2006

Retratos nada imaginarios. 4.- Ulrika

Es la fealdad y no la majestad de la imagen la que hace justicia a Ulrika. Porque Ulrika es constitutivamente fea de cuerpo y de alma , de rostro y de talle, por detrás y por delante, por arriba y por abajo. Tiene pujos de plutócrata e ínfulas de gran señora. Amante del protocolo helvético, orna sus convites de melindres y frufrús, de gollerias y delicadezas muy ricas en colesterol. Esta riqueza de lo superfluo se extiende por todos los ámbitos ulrikenses. Porque Ulrika es rica y presume de rica, es tonta y presume de tonta, es mala como un dolor y presume de bondad franciscana. A Ulrika se le llena la boca de pâté de fois y de proyectos empresariales ambiciosos y muy modernos. El primero enriquece su obesidad, los segundos empobrecen a sus clientes y proveedores. Hipócrita, falsa y dañina, se regodea en la insidia marrullera y el pellizco de monja envenenado. Miente más que caga, aunque caga toneladas cúbicas de mierda amarillenta y viscosa: comenzó siendo sólo pedorra pero fue mejorando su arte hasta el virtuosismo. Miente por mentir y por chinchar, pero, con más inteligencia, podría llegar a ser una profesional de la trapacería y del embuste productivo. Apunta maneras para el rijo y la ninfomanía, pero su fealdad y su condición de divorciada cornuda la mantienen en estado perpetuo de castidad obligada. Alcanza sus mejores logros en el pasmo de papanatas y advenedizos. Posted by Picasa

Retratos nada imaginarios. 3.- Casandra

Ni tiene el don de la profecía, ni fue amada por Apolo, pero merece ser muerta a manos de Clitemnestra. Esta peculiar sibila vaticina, eso sí, desastres y acierta siempre que es ella quien los provoca. Es amiga de Calpurnia, con la que gobierna una pequeña sociedad de socorros mutuos. Su rostro, de nada serena hermosura cuando joven, evolucionó hacia una decrepitud agresiva, mustia y demacrada. Su terreno de juego es propicio a la artimaña sórdida, a la intriga zafia, al comadreo destructivo. Las malas artes y el envite tramposo son sus armas predilectas, porque, poco sutil como es, las cree muy femeninas. Manipula a quienes reputa fieles, aunque poco le duran las lealtades que no sean excepcionalmente estúpidas. En estado de ebrieda alcanza las más inaccesibles cotas de vileza.
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Tuesday, August 01, 2006

Retratos nada imaginarios. 2.- Calpurnia

La envidia, como los celos, es de color verde. La envidia es el más odioso y mezquino de los siete pecados capitales, más incluso que la avaricia, pues, a diferencia de ésta exige el infortunio del prójimo como condición necesaria del deleite propio. Calpurnia es constitutivamente envidiosa y, como tal, primariamente odiosa y mezquina. El color verde cloaca trasluce en su rostro adusto y esquinado. La llamo Calpurnia, sin saber si la esposa de César era o no envidiosa, porque la sonoridad híspida y agreste de ese nombre conviene y se adecua al alma retorcida de mi retratada como la vaina al puñal. El marido de Calpurnia no escribió La Guerra de las Galias porque tampoco sería capaz de escribir con la mínima solvencia exigible la croniquilla de un partido de fútbol de segunda división. Esta circunstancia encorajina inconfesable e inconfesadamente a Calpurnia, cuyo carácter se agria más y más según declina su vigor hormonal. No es Calpurnia escasa de luces, pero su inteligencia se ve dañada por la acidez de los humores. Es sumamente infrecuente y difícil oir de Calpurnia una frase amable o un comentario benevolente. Calpurnia se cuece en su propia salsa avinagrada y morirá con un rictus de inquina sorda y de livor en los labios.
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